Las arrugas son pliegues en la superficie de la piel, una ruptura de la piel debida a la flacidez de las estructuras dérmicas que se observan durante el envejecimiento, vinculada al enrarecimiento y desorganización de dos proteínas: el colágeno y la elastina. Estas moléculas, producidas por los fibroblastos, forman una estructura en la cual se integran el resto de componentes de la piel. Múltiples factores internos y externos afectan a los procesos biológicos responsables del envejecimiento de la piel y la formación de arrugas.

 

LAS
CAUSAS
INTERNAS

Como el resto de órganos, la piel está sujeta al paso del tiempo y a la programación genética de cada persona. Con la edad, sus funciones se deterioran con variaciones específicas de cada individuo, lo que se conoce como envejecimiento cronológico o intrínseco. Los cambios más destacados se producen en la capa de células que separan la dermis de la epidermis. Se reducen en número, la epidermis se hace más delgada y la superficie de contacto entre dermis y epidermis disminuye, lo que resulta en una superficie de intercambio más reducida para la aportación nutricional a la epidermis. Este proceso de reducción en la capacidad de proliferación de las células de la capa basal, así como de los queratinocitos, fibroblastos y melanocitos, se denomina senescencia celular. Así, la piel más vieja contiene más células senescentes. Al mismo tiempo, las fibras de colágeno de tipo 1 y las fibras de elastina son cada vez más escasas. Los oligosacáridos -como el ácido hialurónico- se degradan, afectando a la capacidad de la piel de mantener la hidratación. Se considera que el envejecimiento intrínseco representa solo el 3 % de las causas del envejecimiento. Es un proceso fisiológico inevitable que da lugar a una piel seca y delgada, arrugas y una disminución del volumen.

LAS
CAUSAS
EXTERNAS

Al mismo tiempo, la piel está sujeta a factores externos que, a lo largo del tiempo, intensifican el fenómeno del envejecimiento cronológico. Los rayos ultravioleta (UV), la contaminación del aire, el consumo de tabaco y la mala nutrición tienen efectos dañinos en la piel al afectar negativamente a su equilibrio. Este es el envejecimiento extrínseco, o el envejecimiento causado por factores ambientales externos que dan lugar a arrugas, pérdida de elasticidad y aspereza. La radiación solar es el principal factor del envejecimiento extrínseco de la piel y se denomina fotoenvejecimiento. Es responsable del 80 % del envejecimiento facial. La proliferación de queratinocitos merma. Además, producen menos colágeno de tipo VII, una proteína que ancla las fibrillas de la unión dermo-epidérmica. Dicha disminución en la producción contribuye a la aparición de arrugas debido a un debilitamiento de la conexión entre la dermis y la epidermis. El colágeno y las fibras elásticas se degradan bajo el efecto de determinadas enzimas: Metaloproteinasas de matriz (MMP) y elastasas. Una característica sorprendente de la piel fotoenvejecida es la acumulación de tejido elástico anormal llamada elastosis solar. Además, la microvascularización disminuye y la piel no se nutre adecuadamente.

COSAS QUE
RECORDAR…

El envejecimiento cutáneo se caracteriza por la aparición de arrugas, la pérdida de elasticidad y la apariencia áspera. Es resultado del envejecimiento cronológico y extrínseco provocado por factores externos, principalmente el sol. Estos dos tipos de envejecimiento implican diferentes mecanismos y agregan efectos dañinos en todas las estructuras de la piel. El envejecimiento de las zonas protegidas del sol, como la parte interior de los brazos, es principalmente intrínseca, mientras que el envejecimiento de las zonas expuestas, como el rostro, el cuello, el pecho y las manos, es principalmente extrínseca. La actividad de los fibroblastos y los queratinocitos disminuye y la actividad de las enzimas destructivas aumenta. Se establece progresivamente un desequilibrio y la estructura de soporte se vuelve frágil, lo que conduce a la aparición de arrugas.


FUENTE:
Zhang S, Duan E. Fighting against Skin Aging: The Way from Bench to Bedside.
Cell Transplant. 2018; 27(5): 729-738.

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